Es difícil poder estudiar objetivamente un fenómeno que está en plena realización. Definitivamente es muy rico pues lo vives y conoces de la manera más cercana, pero no se debe olvidar que también es un arma de doble filo. El exponerte tan vívidamente a ello hace que tu percepción sea la que guíe el estudio cuando ello solo signifique un pequeña parte de todas las percepciones posibles que puedan haber.
El principal problema que hoy tienen muchos intelectuales de Internet es que no saben identificar las verdaderas dimensiones del fenómeno y eso hace que no lo puedan entender plenamente o que sus percepciones sean distorsionadas. Entonces escriben cosas que al poco tiempo pierden valor o pretenden enseñar conceptos que no encuentran lógica en el imaginario de otras personas. La situación es muy simple: es indubitable que la aparición del Internet ha creado una nueva cultura y nuevas sociedades que con ella se van gestando, lo que pasa acá es que se manejan dos variables que deben ser detenidamente analizadas y que muchas veces son olvidadas.
La mayoría de intelectuales de Internet pertenecen a una generación que ha aprendido a utilizarlo conforme ha ido aprendiendo y en ese proceso continúa. Lo que se olvida es que ya existen generaciones que han crecido con eso, a las que no les puedes enseñar qué existe o qué dimensiones cobra el fenómeno porque lo han asimilado como su realidad. La invalidez del texto de Julio César Guzmán (Periodismo por Internet 2006) y muchos intelectuales, consiste en que únicamente se preocupan por el ámbito de Internet que marca procesos, cambios, innovaciones tecnológicas y comunicacionales. Olvidan que hay una cultura que lo ha asimilado como una normalidad y que ya no lo puede aprender sino simplemente desarrollar. Si bien Guzmán rescata la necesidad de introducción del periodismo en la era digital, habla desde hace seis años, donde las generaciones que se habían formado con Internet aún no llegaban al activo de la sociedad. Pero ahora, en el 2006 esto no es así. No es una necesidad o una obligación tener una página web. Simplemente es una normalidad y quienes no participan de ello son los marginados que viven en otra cultura. Como aquellas tribus lejanas de la selva que a pesar de que tienen contacto con las sociedades civilizadas, mantienen sus costumbres con pequeñas influencias occidentales que van acoplando a paso lento.
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